jueves, 17 de mayo de 2012

Los escándalos


Son cosas que aunque sean verdaderas no se deben decir para no perturbar a la gente sencilla, Un caso de ello fue el de Alonso del Morael Viejo.
Alonso era un labrador rico, educado y que sabía leer y escribir. Era católico practicante y estaba ducho en las oraciones. Pero tenía un error, a pesar de su fe, decía lo que pensaba, lo que le costó desde joven encuentros con la justicia. Durante el conflicto de las Comunidades tuvo su primer encuentro por llevar a cabo un acto de fe simulado en compañía de sus vecinos, en el que se incluían víctimas y hogueras. Pero en 1546 tuvo lugar su primer encuentro con el Santo Oficio, la causa fue la denuncia de varis mujeres de Hontanar, su pueblo. Ellas depositaban pan, vino y tortas de cera en la tumba de sus familiares difunto y en una ocasión el acusado exclamó que las velas mejor estarían en el altar alumbrado el Santo Sacramento. Este hecho recorrió la comunidad femenina del pueblo. Él mismo antes de entrar en la iglesia echaba agua bendita sobre la tumba de su mujer e hijos. Al ser detenido, ante los inquisidores se defendió diciendo que era mejor que las velas estuviesen en el altar alumbrado el Santo Sacramento.  
Además de que era mejor dar limosnas a los pobres que dejar herencia ya que no se sabía si los herederos harían ofrendas. 

 Pero él a su vez cumplía con todos los pasos del ritual funerario. Le parece mejor lo de la cera en el altar, porque después los clérigos se sacaban un beneficio propio al vender el pan.
Esto era muy encomiable porque a las prácticas populares se le sumaba la superstición. Ante esta confusión los inquisidores no llaman a los detenidos y no entran las audiencias en los temas teológicos. Pero Alonso fue condenado a 6 ducados de multa por provocar un escándalo. El objetivo de esto era evitar las transformaciones desde la base, ya que estas debían de venir desde la cúpula de la jerarquía religiosa.
Lo importante era mantener a la población tranquila y controlada, sin que pudieran pensar libremente de la fe.




 

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